miércoles, 17 de diciembre de 2014

El robot Curiosity detecta misteriosas fluctuaciones de gas metano de posible origen biológico.








Mientras otras misiones más recientes, como el aterrizaje de Philae sobre un cometa o el primer despegue de la nave Orión, acaparaban toda nuestra atención espacial en los últimos meses, el pequeño Curiosity seguía adelante con la exploración de Marte, recogiendo datos y haciendo mediciones que aquí en la Tierra los científicos de la NASA y de centros de investigación de todo el mundo analizan para conocer más sobre nuestro planeta vecino: cómo es, cómo fue y, sobre todo, si alguna vez acogió formas de vida .

Algunos de esos datos, sin embargo, tienen a la comunidad científica algo desconcertada, puesto que no encajan con los modelos con los que venían trabajando hasta ahora y no tienen, de momento, explicación. La revista Science publica esta semana un estudio co-liderado por Guy Webster, científico de la NASA, en el que se recoge uno de estos datos: Curiosity ha observado, a lo largo de 20 meses, cómo en momentos puntuales la atmósfera de Marte presenta grandes picos y posteriores bajadas en los niveles de metano. Y no tienen ni idea de dónde sale.



El metano es un compuesto químico, un hidrocarburo (compuesto por un átomo de carbono y cuatro de hidrógeno) que se encuentra de forma natural en la atmósfera de la Tierra. En nuestro planeta, es resultado de la putrefacción de las plantas, de forma que tiene un origen biológico. También es un compuesto habitual de la atmósfera marciana, pero sus niveles, se creía, suelen ser relativamente bajos y estables. Sin embargo, en varios momentos puntuales, los instrumentos de Curiosity percibieron como esa cantidad se multiplicaba por diez, para luego volver a descender.
 

¿De dónde salen esos brotes de metano?


No es la presencia de metano, por tanto, lo que tiene en ascuas a los científicos, sino los picos que han observado en sus cantidades presentes en la atmósfera. "Esos aumentos temporales nos dicen que debe haber una fuente relativamente localizada", explica Sushil Atreya, de la Universidad de Michigan y uno de los miembros del equipo científico de Curiosity. Entender el origen del metano de Marte es crucial para la exploración del planeta. Los investigadores tratan, principalmente, de determinar si tiene un origen biológico o no.


  
Y es que además de provenir de la descomposición de células de seres vivos, el gas puede haberse producido como resultado de otros procesos, entre ellos algunos geológicos, como la generación de determinados minerales o la interacción entre roca y agua, y otros fotosintéticos, al degradar los rayos ultravioleta del Sol compuestos orgánicos depositados en Marte por meteoritos o polvo espacial.
Posibles fuentes y sumideros de metano (vía nasa)

Aunque manejan varias hipótesis, los investigadores no se atreven a señalar una fuente u otra como responsable única de la generación del metano. Aseguran que los modelos de cálculo de los que disponen, incluso teniendo en cuenta la acción del viento que circula sobre la superficie marciana y que podría causar estos resultados en las mediciones del robot, no permiten reproducir las características temporales y espaciales de estos penachos o brotes con grandes concentraciones de metano.

La radiación UVA, por ejemplo, puede generar metano, y los modelos de laboratorio permiten crear una simulación en la que, ajustando el ritmo de caída de material proveniente de meteoritos, se alcanza el nivel de metano de Marte. Pero no hay ningún evento, diario o estacional, que explique los picos observados en escalas de tiempo de apenas unos días.


Las moléculas orgánicas, básicas para la vida


"Incluso teniendo en cuenta los impactos de varios objetos grandes, o muchos eventos aéreos menores, el modelo no consigue situar suficiente carbono sobre la gran superficie donde se han observado los brotes y, lo que es más importante, no podrían producir el metano lo suficientemente deprisa como para crear esos brotes en los espacios de tiempo observados", explica el estudio.

Por tanto, argumentan Webster y sus colegas, debe haber algo más. "Nuestras mediciones sugieren que las cantidades observadas se están generando por más de un mecanismo a la vez. O se están produciendo ahora, o provienen de reservas antiguas, o ambas cosas a la vez". 

Las moléculas orgánicas, como son las de metano y muchas otras, son las piezas químicas básicas para la vida, aunque también pueden existir sin ella. Por lo tanto, los hallazgos de Curiosity no son una confirmación, ha explicado la NASA, de que Marte haya albergado alguna vez vida microscópica (o de ningún otro tipo) pero sí ayudan a entender cómo es la química que tiene lugar en el planeta rojo ahora mismo, así como la posibilidad de que alguna vez presentase condiciones favorables para la vida.


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