miércoles, 20 de marzo de 2013

Científicos alemanes logran completar por primera vez el ADN Neandertal



 Un grupo de investigadores del Instituto Max Planck en Alemania han anunciado hace unas horas la secuencia del primer genoma completo de un neandertal. La publicación se ha colgado en Internet a disposición de toda la comunidad científica.

Hace 3 años, en el 2010, el investigador Svante Paabo y sus colegas presentaron lo que sería el primer borrador del genoma del neandertal a partir de los datos recopilados de tres huesos hallados en una cueva en Croacia. El paso dado ahora ha sido posible utilizando un hueso de dedo del pie excavado ese mismo 2010 en una cueva ubicada en el sur de Siberia para generar un genoma de gran calidad a partir de un individuo neandertal único.

El equipo ha utilizado técnicas sensibles que han desarrollado en los últimos dos años para secuenciar cada posición del genoma alrededor de 50 veces, usando ADN extraído de 0,038 gramos de los huesos del pie. El resultado, tras el análisis del genoma junto a la secuenciación del genoma parciales de otros neandertales y el genoma de un hueso del dedo pequeño descubierto en la misma cueva, muestra que el individuo está estrechamente relacionado con otros neandertales de Europa occidental y Rusia.

En el proyecto del 2010 del genoma del neandertal, cada posición se determinó en promedio una vez. Ahora, en la versión actual completada del genoma, cada posición se determinó en un promedio de 50 veces. Esto ha permitido que incluso las pequeñas diferencias entre las copias de genes de este individuo neandertal heredadas de su madre y padre puedan ser distinguidas.

Un trabajo descrito por los investigadores como el primer genoma completo de un neandertal que está a disposición de la comunidad científica en Internet. Según el investigador Kay Prufer, quién ha coordinado los análisis del genoma:
Lo que tenemos es un genoma de alta calidad. Coincide con la calidad del genoma Denisovan presentado el año pasado, y es tan bueno o incluso mejor que los de hoy en día de múltiples genomas humanos disponibles hasta la fecha. Con este trabajo vamos a obtener conocimientos sobre muchos aspectos de la historia de los neandertales y sobre los cambios genéticos que se produjeron en los genomas de los humanos modernos tras separarse de los antepasados de los neandertales y los denisovanos.
El equipo ha explicado que presentará un documento extenso que describa el genoma a finales de este año, aunque la disponibilidad de la secuencia actual permitirá que otros científicos puedan beneficiarse del trabajo o debatir sobre lo conseguido. Un proyecto que ha sido posible gracias al trabajo de Paabo y sus colegas durante casi 30 años para el estudio del ADN antiguo.

 Fuente original noticia

El hallazgo de vida extraterrestre mucho más cerca



Carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo y azufre. Los seis elementos más abundantes en el cuerpo humano. Los más abundantes en las moléculas que protagonizan la vida en la Tierra. Y los seis que el todoterreno Curiosity ha encontrado ahora a pocos centímetros bajo la superficie de Marte.

El Curiosity ha descubierto estos seis elementos en un cráter que hoy es un desierto, pero que en un pasado remoto estuvo bañado por aguas que tenían la acidez adecuada para albergar vida. Eran aguas con una pequeña concentración de sales, y ni demasiado ácidas ni demasiado alcalinas para impedir los procesos biológicos. "Si hubieran estado en el planeta cuando había esta agua, la hubieran podido beber", declaró el 12 de marzo John Grotzinger, director científico de la misión, al presentar los últimos descubrimientos del Curiosity.

Dos días más tarde, astrónomos de Canadá y de EE.UU. anunciaban el descubrimiento de agua en la atmósfera de un planeta que orbita alrededor de la estrella HR 8799, a 130 años luz de la Tierra en la constelación de Pegaso. El planeta no es apto para la vida, pero el estudio detallado de su atmósfera, presentado en la edición electrónica de la revista Science, supone otro paso adelante en el largo camino que han emprendido los astrónomos hacia la detección de vida extraterrestre.

Si hasta hace poco la vida en otros mundos era cuestión de opinión (¿cree usted en los extraterrestres?) o de testimonios paranormales (¿ha tenido encuentros con extraterrestres?), desde finales del siglo XX se ha convertido en objeto de estudio científico. Incluso se ha acuñado un nombre para designar esta nueva disciplina científica: astrobiología.

Y aunque el proyecto SETI, que intenta captar señales de vida inteligente con telescopios, no ha encontrado por ahora ningún indicio de que pueda haber alguien más en el universo, los descubrimientos de Marte y de HR 8799 anunciados la semana pasada ilustran la hoja de ruta que han adoptado los científicos para buscar vida en otros mundos.

A diferencia de SETI, que busca civilizaciones avanzadas que se comuniquen con radiaciones electromagnéticas como nosotros, la nueva hoja de ruta se centra en buscar rastros químicos de vida. No habrá, por lo tanto, fotos de humanoides con trompetas por nariz. Más bien, en el caso hipotético de que se encuentren, formas de vida microscópica como bacterias.

En el caso de Marte, los todoterrenos de la NASA han ido a buscar los rastros de vida in situ. Misiones anteriores habían demostrado que el agua bañó la superficie de Marte en la época en que ya había aparecido vida en la Tierra, hace más de 3.000 millones de años. El Curiosity ha añadido ahora que esta agua líquida estaba en un entorno propicio para la vida, con un pH adecuado y los elementos químicos imprescindibles. "Es un entorno en el que un microbio hubiera podido vivir y prosperar", según Grotzinger.

El todoterreno de la NASA ha demostrado que Marte fue habitable en algún momento de su historia, que era uno de los objetivos principales de su misión. Pero que fuera habitable no significa necesariamente que estuviera habitado. Sus próximos objetivos serán encontrar moléculas orgánicas como las que forman los seres vivos en la Tierra y reconstruir la historia geológica de Marte para precisar en qué momento de su historia pudo albergar vida.

En el caso de estrellas lejanas como HR 8799, la búsqueda de rastros de vida debe hacerse desde la distancia. Los astrónomos disponen de una técnica llamada espectroscopia para analizar la composición de astros a los que no pueden enviar naves ni robots. Consiste en analizar la radiación que llega del astro y buscar si presenta la firma característica de distintos elementos y moléculas. La técnica se ha utilizado con éxito para conocer la composición de estrellas, pero "aplicarla a la débil radiación que nos llega de planetas extrasolares supone un reto técnico", informa Ignasi Ribas, especialista en exoplanetas del Institut de Ciències de l'Espai (IEEC-CSIC).

Este reto se ha superado en el caso del planeta HR 8799c, un gigante gaseoso mayor que Júpiter en el que se han encontrado agua y monóxido de carbono. Estas dos moléculas, y el hecho de que sea un planeta gaseoso con una temperatura estimada de unos mil grados, no permiten suponer que allí haya vida. Pero, si un observador extraterrestre analizara la atmósfera de la Tierra desde otro lugar de la galaxia y viera que contiene oxígeno y metano, que son gases que reaccionan químicamente entre ellos y por lo tanto desaparecen cuando están juntos, llegaría a la conclusión de que algo tiene que estar emitiendo alguno de estos gases a la atmósfera y podría deducir que la Tierra está habitada. Del mismo modo, los astrónomos esperan que, si llegan a detectar gases que reaccionan entre ellos en un planeta extrasolar, y pueden descartar que procedan de fenómenos geológicos como volcanes, podrán anunciar que han detectado vida extraterrestre. No la habrán visto, pero sabrán que está ahí.

Pese a estos avances, nadie espera encontrar vida extraterrestre a corto plazo. El Curiosity no está diseñado para buscar pruebas directas de vida, por lo que no llegará a aclarar si ha habido alguna vez vida en Marte. Habrá que esperar por lo menos hasta la misión europea ExoMars, cuyo lanzamiento está previsto para el 2018, para saber si Marte ha estado habitado. Tampoco hay en estos momentos ningún telescopio espacial ni ningún gran programa de observación astronómica específicamente dedicado a buscar indicios de vida en la atmósfera de planetas lejanos.

Pero lo que sí que hay es una hoja de ruta. Una estrategia racional de los pasos a seguir, de los hitos técnicos que hay que superar y de adónde lleva el camino. Y hay la esperanza de poder anunciar el descubrimiento de vida en Marte o en otro sistema solar en algún momento de la próxima década.