martes, 8 de octubre de 2013

Una nave de fusión nuclear sería una alternativa viable para llevar humanos a Marte en un trayecto de entre 80 y 90 días de duración




Enviar astronautas a Marte a bordo de una nave espacial alimentada por la fusión nuclear "no es un sueño de ciencia-ficción, sino un proyecto totalmente alcanzable", según han señalado expertos en tecnología. Los científicos han apuntado que la física detrás de un cohete de este tipo ya se ha demostrado en el laboratorio y que será cuestión de décadas que uno de estos aparatos haga viajes de 90 días al planeta rojo.

   Un viaje a Marte de ida y vuelta dura aproximadamente 500 días utilizando los sistemas tradicionales de propulsión química. Pasar tanto tiempo en el espacio profundo plantea riesgos graves para la salud de los astronautas, que se verían expuestos a gran cantidad de radiación y que tendrían que ejercitarse mucho para minimizar la pérdida de masa en músculos y huesos.

   El desarrollo de un sistema de propulsión más rápida es, pues, un objetivo principal de la NASA, cuyo fin es llevar al ser humano hasta Marte a mediados de la década de 2030. Por ello, la NASA ha llegado a un acuerdo con la compañía MSNW para desarrollar este tipo de aparatos.

   A las órdenes de Anthony Pancotti, los investigadores están diseñando este cohete en torno a una posible misión tripulada de Marte que duraría un total de 210 días, 83 días para el viaje, 30 días en la superficie del planeta rojo y 97 días para volver a la Tierra. "Sentimos que se ha definido un buen problema, una muy buena misión, y estamos enfocados e  el dispositivo de fusión para adaptarse a esta misión", ha apuntado Pancotti.

   La fusión se produce cuando los núcleos de dos o más átomos se combinan y liberan de energía. El sol y las otras estrellas convierten esta energía a la luz y el fenómeno también se da en las bombas de hidrógeno, con un enorme poder destructivo. El cohete impulsado por fusión se basaría en un plasma creado con deuterio y tritio, isótopos "pesados" de hidrógeno.

   Las burbujas de este plasma se inyectan en una cámara, en donde un campo magnético colapsaría los anillos de metal a su alrededor, comprimiéndolas en un estado de fusión. La energía liberada por las reacciones de fusión sería vaporizaría e ionizaría el metal, que aceleraría la parte trasera de la nave espacial a través de una boquilla, creando un movimiento de empuje. Unos paneles solares generarán la energía necesaria a bordo de la nave espacial para poner todo este sistema en marcha.

   Pancotti ha asegurado que "no hay ninguna razón para dudar de la viabilidad de este concepto". "Este es probablemente el sistema más simple y directo y de más bajo coste que se pueda imaginar", ha añadido.