miércoles, 11 de junio de 2014

Científicos de la NASA calculan que solo en la Vía Láctea habría 100 millones de planetas con formas de vida compleja.


Un investigador del Ames Research Center, de la NASA, acaba de aumentar de un solo golpe la lista de posibilidades de habitabilidad de planetas, satélites naturales y otros cuerpos rocosos tanto dentro como fuera de nuestro Sistema Solar. En un artículo que publica esta semana Proceedings of the National Accademy of Sciences (PNAS), Christopher McKay analiza, en efecto, cuáles son las condiciones que realmente permiten la vida. Y el resultado es que podríamos estar descartando un gran número de planetas como posibles candidatos. Toda una hoja de ruta para futuras investigaciones. 
Según McKay, numerosos estudios llevados a cabo en la Tierra han demostrado con creces que la vida logra perpetuarse incluso en ambientes donde se consideraba imposible. Por lo tanto, parece lógico que también las "condiciones" que hacen posible la vida en otros planetas deban ser revisadas y seguramente ampliadas. De hecho, no todas las formas de vida tienen las mismas necesidades, y un buen número de las criaturas que vemos a nuestro alrededor logran sobrevivir, e incluso prosperar, en condiciones realmente extremas.
 
Algunas clases de microorganismos, por ejemplo, consiguen vivir en ambientes en los que reinan temperaturas extremas, tanto por debajo del punto de congelación del agua como por encima del de ebullición. Por lo tanto, para McKay no tiene demasiado sentido descartar un planeta solo porque esté demasiado caliente, o demasiado frío.

Además, no todas las formas de vida necesitan tanta agua como creíamos. Algunas algas, por ejemplo, consiguen sobrevivir en el interior de rocas sólidas, donde la cantidad de agua disponible es casi insignificante. Y no muy diferente, por cierto, a la cantidad de agua que permanece atrapada en las rocas lunares.

De la misma forma, también la necesidad de luz o de cualquier otra fuente de energía por parte de los seres vivos podría haber sido sobrevalorada. Se han encontrado, por ejemplo, criaturas oceánicas que viven a profundidades mucho mayores de las que pueden alcanzar los rayos del Sol. Lo cual podría significar que otro buen número de planetas han sido eliminados erróneamente de la lista de candidatos a albergar vida simplemente porque estaban demasiado lejos de su estrella. Nadie lo sabe con certeza, pero quizá sería bueno volver a incluir a muchos de ellos en nuestra lista de "posibles".





Está, también, el problema de la radiación, que no permite que la vida se desarrolle por encima de unas dosis concretas. ¿O sí? ¿Qué hay, por ejemplo, de todos esos microbios que se han encontrado viviendo tranquilamente en el interior de reactores nucleares? Quizá deberíamos reconsiderar también este punto a la hora de excluir candidatos planetarios a la ligera.

Por último, la mayoría de las criaturas que conocemos necesitan consumir grandes cantidades de oxígeno para sobrevivir, y eso, oxígeno, es lo que buscamos también en otros mundos para incluirlos en nuestras listas de "potencialmente habitables". Sin embargo, una vez más, y de nuevo sin necesidad de salir de la Tierra, muchas investigaciones han demostrado que el oxígeno no siempre es tan necesario y que en ocasiones, incluso, puede resultar letal para determinadas formas de vida, como le sucede a un tipo de bacteria que vive en el fango y para la cual, el elemento indispensable, es el nitrógeno. Quizá eso debería sugerirnos nuevas pistas.

Vida en lugares imposibles

 

En resumen, lo que McKay ha hecho en su trabajo es señalar que deberíamos ser mucho más cuidadosos a la hora de descartar mundos en nuestra búsqueda de vida más allá de la Tierra. Y especialmente ahora, cuando el aumento de la tecnología disponible nos está demostrando que la vida es capaz de existir prácticamente en cualquier lugar, incluso en aquellos en los que nunca habríamos imaginado que fuera posible.

Otros estudios recientes también apuntan en la misma dirección. Investigadores de la Universidad de Aberdeen, por ejemplo, publicaron el pasado enero un estudio en Planetary and Space Science en el que demostraban que planetas rocosos previamente considerados como inhabitables podían, de hecho, albergar vida subterránea, incluso si se encontraban hasta diez veces más lejos de sus estrellas de lo que se conoce como "zona de habitabilidad".
 
Este equipo, en efecto, cuestionó que la vida, como se piensa ahora de forma mayoritaria, solo pueda darse en mundos a la distancia justa de su estrella como para permitir la existencia de agua en estado líquido. "Esta teoría -afirma Sean McMahon, uno de los investigadores- falla porque no tiene en cuenta que la vida también puede prosperar bajo la superficie de un planeta. A medida que profundizas bajo la superficie, en efecto, la temperatura se incrementa y alcanza la necesaria para que tengamos agua líquida, y por lo tanto posibilidad de vida".

Por su parte, otro equipo de investigadores de la Universidad de Texas, ha elaborado un Indice de Complejidad Biológica (BCI), diseñado especialmente para hacer una estimación de la probabilidad de que vida orgánica compleja surja en otros mundos. El resultado es abrumador. Según los cálculos, en efecto, sólo en la Vía Láctea podría haber más de cien millones de planetas con vida compleja. Y nuestra galaxia es solo una entre los billones de galaxias que existen en el Universo.