Hace tan solo unos días, Andrei Zlobin, de la Academia de Ciencia de Rusia, explicaba en Arxiv, el archivo online para borradores científicos que administra la Universidad de Cornell, que creía haber encontrado tres meteoritos procedentes del evento Tunguska,
el mayor estallido de un objeto celeste contra la atmósfera de la
Tierra que registran los libros de Historia y que sucedió en una remota
región de Siberia el 30 de junio de 1908. Zlobin había esperado unos 25
años antes de hacer público su hallazgo. Sin embargo, otra científica
rusa, Natalya Artemyeva, cree que lo afirmado por su colega es,
simplemente «ridículo».
La poderosa explosión de Tunguska,
mil veces más potente que la bomba de Hiroshima, derribó cerca de 80
millones de árboles en un área de 2.000 km cuadrados y tumbó carruajes y
personas a 500 km de distancia. Provocó una muerte, según los registros
históricos. Los científicos creen que fue provocado por el impacto de un cometa o de un asteroide, pero nunca se encontraron sus restos. El objeto pudo haberse volatilizado al atravesar la atmósfera.
Zlobin empezó la búsqueda de los meteoritos en 1988, pero
no fue hasta 2008 que identificó tres rocas en el lecho del río Khushmo,
cerca del área de impacto, que le resultaron sospechosas. En su
superficie, se distinguían las impresiones de los meteoritos que arden
al penetrar a gran velocidad en al atmósfera. Zlobin analizó los anillos
de los árboles de la zona para conocer qué temperatura se había
alcanzado el día de la explosión. Esta no era tan caliente como para
fundir las rocas sobre el terreno, así que el investigador concluyó que
los fragmentos con marcas de calor tenían que haber llegado del cielo.
Sin embargo, admite que todavía no ha realizado análisis químicos de las
rocas.
Natalya Artemyeva rechaza la teoría: «Incluso si asumimos
que las piedras que encontró (Zlobin) son realmente meteoritos (que no
se ha demostrado todavía), sería necesario demostrar que son fragmentos
de Tunguska», dice a la agencia rusa RiaNovosti. «Hay muchos meteoritos
en la Tierra. Durante más de 100 años desde la caída del cuerpo espacial
de Tunguska, el peso del polvo meteórico y de pequeños meteoritos que
han caído en esa región ya supera la masa del Tunguska», agrega.
Comparable al Halley
Artemyeva se muestra sorprendida de que su colega no haya
realizado todavía análisis geoquímicos de los fragmentos. «Es ridículo.
No se puede decir por el aspecto de una piedra que se trata de un
meteorito», subraya. «No creo que aquí haya motivos para la discusión
científica».
Según el estudio de Zlobin, incluso si se confirma la
relación de las rocas con el evento Tunguska, las muestras no desmienten
necesariamente la teoría que se trata de un cometa de hielo,
ya que su núcleo podría haber contenido pequeños cuerpos de piedra
pequeños. Según sus cálculos, el corazón del objeto de Tunguska podría
tener una densidad comparable a la del núcleo del cometa Halley, formado por hielo y polvo.
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