La Piedra de Gabriel
¿Quién eres? Yo soy Gabriel”. Son palabras
escritas en hebreo sobre una tabla de piedra, en la época del segundo templo de
Jerusalén, hace más de 2.000 años, y encontradas durante la década pasada por
unos beduinos en la zona del mar Muerto, en Jordania. Se trata, en esta zona,
del artefacto arqueológico más importante desde los rollos bíblicos descubiertos
entre 1947 y 1956, y se expone ahora y hasta enero en el Museo de Israel. Es
fuente, además, de gran polémica, porque una sola línea, borrosa y difícil de
leer, traducida de formas muy distintas, avanza o recoge para algunos
estudiosos la muerte y resurrección de un mesías que puede ser Jesús de
Nazaret.
Se trata de un artefacto insólito porque presenta
un texto escrito con tinta sobre una roca, que, atendiendo a su superficie,
permaneció siglos semihundida en el suelo, probablemente en una caverna o lugar
cubierto. Sus 87 líneas, de las que solo se puede leer un 40%, narran la
aparición del arcángel Gabriel a una figura humana, a la que le advierte de la
destrucción de Jerusalén. “Pronto todas las naciones lucharán contra
Jerusalén”, asevera. El segundo templo fue destruido por los romanos en el año
70 de la nueva era. Gabriel se identifica por nombre en tres ocasiones en el
texto.
Ese arcángel aparece por primera vez en el
Antiguo Testamento en el Libro de Daniel, de contenido apocalíptico. En el
Evangelio de Lucas es el encargado de anunciarle a María que su hijo será
Jesucristo. El Corán se refiere a él, con el nombre de Yibril, como la entidad
celestial que le revela el verbo divino a Mahoma. En la nueva exposición en
Jerusalén se muestran referencias al arcángel en antiguas ediciones de esos
libros sagrados, desde una Biblia en hebreo manuscrita en Burgos en 1260 a un
rollo del mar Muerto de hace dos milenios.
“En realidad, la roca es un rollo del mar Muerto
pero sobre piedra. Sigue la misma técnica de escritura, de líneas y columnas, y
también está confeccionado con tinta”, explica Adolfo Roitman, comisario de la
exposición, titulada Yo soy Gabriel. “Es una muestra de que las palabras son
eternas, frente a las ruinas de edificios de aquella época. La palabra se
mantiene en el tiempo”.
Es, además, capaz de generar controversia
inacabable. En este caso, por la línea número 80 de la piedra, incompleta.
Habla de un plazo de tres días, y contiene una referencia al futuro. En 2007 el
profesor y jefe de estudios bíblicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén
Israel Knohl se aventuró a avanzar una traducción: “En tres días vivirás”.
Aquello convulsionó el campo de los estudios
bíblicos. ¿Existía un texto religioso posiblemente anterior a la era de Jesucristo
que avanzaba el concepto de la resurrección de un mesías? ¿Contaban los
primeros cristianos ya con un paradigma previo, que establecía que el hijo de
Dios en la tierra resucitaría en un tercer día? ¿Acaso eran el mesías y su
regreso al mundo de los vivos parte de la tradición judía y el cristianismo la
hizo suya?
En los años pasados ha habido investigaciones,
simposios, debates e infinidad de artículos escritos sobre las tres palabras
hebreas en la roca. Knohl ha cambiado de idea sobre la traducción. Ahora acepta
otra, más literal: “En tres días el signo será dado”.
“Aun así, creo aún que el texto se refiere a una
nueva alianza para el pueblo judío, un nuevo testamento para Israel”, explica
Knohl a este diario. “En la piedra se habla de la liberación de Jerusalén, de
tres días, de alguien que asciende al cielo. Gabriel dice luego que lleva a
alguien al cielo, y eso se conecta de algún modo con la tradición mesiánica. Se
puede entender como una fuente para la tradición cristiana”, añade.
La piedra la adquirió el anticuario Ghassan
Rihani, que tenía tiendas en Jordania y Reino Unido. En este último país la
compró el coleccionista suizo-israelí David Jeselsohn. La ha cedido ahora
temporalmente al museo israelí.