Los psicópatas condenados por delitos graves muestran una actividad
cerebral diferente de la del resto de personas, incluidos otros
asesinos. El escáner cerebral a una treintena de criminales muestra que
los afectados por una psicopatía
presentan anomalías en las partes del cerebro implicadas en el
aprendizaje. Pueden aprender de los premios, pero parecen incapaces de
hacerlo con el castigo.
Un grupo de psiquiatras forenses y neurocientíficos han tenido la
rara ocasión de echar un vistazo en el cerebro de una docena de
psicópatas británicos encarcelados por asesinato, violaciones o intento
de homicidio. Registraron su actividad cerebral con la técnica de imagen
por resonancia magnética funcional (fMRI, por sus siglas en inglés) mientras realizaban una serie de ejercicios donde podían ganar o perder puntos.
Andrei Chikatilo
Para poder comparar sus resultados y buscar las diferencias, los
investigadores realizaron el mismo experimento con una veintena de
reclusos condenados también por delitos muy graves pero que no habían
sido diagnosticados con psicopatía. Otras 18 personas sanas y libres
completaron la muestra. El ejercicio era una sencilla tarea de elegir
una imagen de entre una pareja. Si acertaban, recibían 100 puntos, si
perdían se los restaban. Para provocar cambios en la conducta, al cabo
de cierto tiempo, en un porcentaje de las pruebas, el juego penalizaba
lo que ellos creían que era un acierto. Buscaban así un aprendizaje
adaptativo.
"En comparación tanto con los hombres normales y no violentos como
con los violentos antisociales que no son psicópatas, el grupo
psicopático mostró un aumento de actividad anormal en el cingulado
posterior y en la ínsula anterior cuando eran castigados de forma
inesperada", dice el doctor del Instituto de Psiquiatría del King's College de Londres, Nigel Blackwood.
Ambas zonas del córtex cerebral están implicadas en el aprendizaje
basado en premios y castigos. El giro cingulado, en particular, estaría
relacionado en la modificación de la conducta en respuesta a un cambio
inesperado, según anteriores investigaciones. En cuanto a la ínsula
anterior, interviene en la motivación. Estudios previos han demostrado,
por ejemplo, que una lesión en esta zona puede afectar al cálculo a la
hora de tomar decisiones que puedan acarrear un resultado negativo.
Jeffrey Dhamer
Sin embargo, la actividad cerebral tras un premio era completamente
diferente. Según explican los autores de la investigación en la revista Lancet Psychiatry,
el escáner cerebral de los delincuentes no psicópatas y los no
delincuentes mostraban una gran actividad en estas zonas cerebrales
cuando eran premiados, algo que no sucedía en la misma medida en el caso
de los psicópatas.
Ted Bundy
Analizada en conjunto, la actividad cerebral y las conexiones entre
distintas partes del cerebro de los psicópatas eran muy diferentes de la
de los otros dos grupos. "Encontramos anormalidades funcionales tanto
en la materia gris como en las fibras nerviosas de la materia blanca
entre los criminales violentos con psicopatía", explica la psiquiatra de
la Universidad de Montreal
y coautora de la investigación, Sheilagh Hodgins. Mientras la primera
está implicada en el procesamiento de la información y la cognición, la
segunda coordina el flujo de información entre las áreas cerebrales.
Antes de tomar una decisión, los humanos sopesan los posibles
resultados. "Los criminales con psicopatía podrían considerar solo las
posibles consecuencias positivas y fallarían al valorar las posibilidad
de un resultado negativo", sugiera la investigadora canadiense. Es como
si no aprendieran de los castigos o errores. "El castigo indica la
necesidad de cambiar la conducta. En determinadas situaciones, estos
criminales tienen dificultad para aprender del castigo para modificar su
conducta", añade. Así que no se trataría solo de falta de empatía hacia
los demás.
Como recuerda el experto británico, "los delincuentes psicópatas son
diferentes de los otros criminales en varios aspectos. Éstos son híper
sensibles a la amenaza, irascibles y agresivos, mientras que los
psicópatas presentan una baja respuesta a las amenazas, son fríos y su
agresividad es premeditada".
Albert Fish
Para los investigadores, aunque habría que realizar nuevos estudios
con muestras mayores, sus resultados indican que los actuales sistemas
de tratamiento y posible reinserción de los psicópatas tienen que
cambiar. Como dice Blackwood: "En la actualidad, los programas tratan a
todos los hombres antisociales como un único grupo y sabemos que los
psicópatas no los siguen muy bien. Nuestro trabajo apunta a la necesidad
de adaptar estos programas para que tengan en cuenta la diferente forma
de procesar la información de los castigos de los psicópatas".
Por cierto, a lo largo del artículo siempre se ha hablado de hombres.
En la muestra estudiada no había mujeres. "La gran mayoría de los
individuos con trastorno de la personalidad violento y antisocial son
hombres. Existen mujeres psicópatas, pero son comparativamente escasas",
aclara el científico británico.
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