Un nuevo análisis de los restos del rey inglés Ricardo III (1452-1485)
divulgado ayer revela que murió a raíz múltiples heridas que recibió tras
perder el casco en la batalla de Bosworth. Investigadores de la Universidad de
Leicester han detectado en un análisis de los huesos de Ricardo III once
heridas causadas cerca del momento de su muerte, nueve de ellas en el cráneo.
Los golpes en la cabeza se produjeron aparentemente con diversas armas
medievales, mientras que en la pelvis se detectó otra herida grave que fue
infligida probablemente cuando ya había fallecido, según el estudio publicado
en la revista The Lancet en su versión electrónica. "Las heridas
que presenta demuestran que sufrió el ataque de varios asaltantes, con armas
propias del periodo medieval tardío", describió Sarah Hainsworh, coautora
de la investigación.
El monarca no presenta heridas defensivas en los
brazos, lo que sugiere que llevaba puesta una armadura que le protegía el resto
del cuerpo de los ataques. "Las heridas que causaron con más probabilidad
la muerte del rey son dos en la parte inferior del cráneo. Un gran traumatismo
producido por un arma afilada, probablemente una espada o una alabarda, y otra
herida penetrante, causada por la punta de otro arma", describió, por su
parte, Guy Rutty, investigador del centro de Leicester.
La muerte del rey en la batalla de Bosworth (centro de Inglaterra) significó
el fin de la casa de York y dejó el trono en manos de Enrique VII, el primero
de la dinastía de los Tudor. Los expertos han analizado los restos de Ricardo
III desde que en 2012 fueron hallados bajo un aparcamiento municipal de
esa localidad inglesa.
Los restos, encontrados en agosto de 2012, fueron
analizados durante meses por los arqueólogos de la universidad de Leicester.
Finalmente, en una rueda de prensa que generó una gran expectación, el 5 de
febrero de 2013 el grupo concluyó que se trataba del esqueleto de Ricardo III,
aportando fotos, análisis de los forenses y pruebas de ADN, que fue comparado con
el del carpintero Michel Ibsen, descendiente directo vivo del rey. Desde
entonces, se desató una batalla legal por los restos, ya que 15 descendientes del
soberano pidieron que fuera enterrado en York y amenazaron con recurrir la
decisión del Gobierno de dejarle en Leicester. Sin embargo, allí permanecen los
restos y allí volverán a ser sepultados, el próximo 26 de marzo, en la
catedral.
Mientras, el hallazgo permitió crear una reconstrucción facial en 3D de los rasgos del soberano
así como desmentir algunos de los mitos y leyendas que se han ido edificando a
lo largo de los siglos sobre su figura. En concreto, un estudio reciente basado
en el análisis del esqueleto sostiene que la deformidad del rey, tan célebre
gracias a Shakespeare, fue exagerada por el Bardo.
El obispo anglicano de la ciudad, Tim Stevens, avanzó en agosto que
Leciester organizará una semana de actos en honor al antiguo monarca inglés.
Antes del entierro, el féretro partirá de Bosworth y recorrerá diversas
poblaciones relevantes en la vida del rey hasta llegar a Leicester, donde sus
restos se mantendrán expuestos durante tres días para que el público pueda presentar
sus respetos. "Nuestra catedral se ha comprometido desde el primer momento
a celebrar una ceremonia apropiada, digna y memorable para el rey
Ricardo", afirmó el obispo.